viernes, 16 de mayo de 2014

También en Uruguay son fumigadas las escuelas rurales

Artículo extraído de elpais.com.uy

QUIERE QUE EL ESTADO CONTROLE MEJOR LAS PLANTACIONES DE SOJA

La bañaron con agroquímicos; enfermó e iniciará reclamo legal

La maestra Nancy Martínez resolvió iniciar acciones legales tras enfermarse gravemente como consecuencia de una fumigación con agroquímicos en una plantación de soja situada en un predio lindero a una escuela de Soriano.

La maestra todavía padece los efectos de los agroquímicos. Foto: Daniel Rojas
"Quiero que las autoridades empiecen a controlar como se debe esto que está pasando en las poblaciones rurales, donde después que fumigan aparecen todo tipo de animales muertos y alfombras de pájaros tendidos en el suelo" dijo la maestra.


La maestra dijo que piensa en la gente que ha pasado por lo mismo y sufre en silencio, en los niños enfermos y por la falta de controles preventivos.

Mientras los hechos de este tenor se han multiplicado en los últimos 24 meses, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) dispone de un solo funcionario para inspeccionar estas denuncias.

Santiago Ríos Canti es el responsable de atender los casos en los departamentos de Paysandú, Río Negro, Soriano y Colonia, donde se ha registrado una verdadera explosión agropecuaria. Quienes conocen del desarrollo agropecuario de la última década, sostienen que, para ser más gráficos y haciendo un paralelismo con el fútbol, es como tener un solo policía para controlar el Centenario.

"Es mentira eso que controlan. Yo no he visto a nadie que se haya preocupado por estas cosas y que se acerque a hablar con la comunidad. Lamentablemente los intereses creados van por sobre lo esencial, que es la vida", indicó la maestra que después de 20 años dejará de trabajar en escuelas rurales.

En la mañana del 8 de abril pasado Martínez sufrió los efectos de los agroquímicos en carne propia. Esa mañana trabajaba normalmente en la escuela 26, ubicada en camino a Paraje El Tala, a unos 65 kilómetros de la ciudad de Mercedes. "En ningún momento imaginé que en pocas horas comenzaría un horror para mi vida", contó.

Ubicación de la Escuela N° 26. Imagen agregada por ONG Ambiente Comarca
A eso de las 8:30 de la mañana un mosquito fumigador esparció los productos químicos a 10 metros de la escuela.

Por fortuna, ninguno de los alumnos había llegado por lo que los efectos negativos repercutieron en la docente.

"La máquina venía hacia nosotros con los chorros abiertos aplicando un producto a tan solo 8 o 10 metros de distancia. Prácticamente solo nos separaba un alambrado, era un día ventoso y encima la escuela tiene las puertas hacia esa dirección" explicó Martínez a El País.

"Miré el reloj y con mi compañera de trabajo dijimos que nuestros niños vendrían en camino. Llamamos a la policía que vino de inmediato y le solicitamos que parara la fumigación por el perjuicio que podría ocasionarle a los escolares, aun así le dio tiempo a que 8.45 hiciera un segundo pasaje" recordó la docente.

La irregularidad fue denunciada al ministerio de Ganadería, que a través de Santiago Ríos Canti comprobó la infracción y sancionó al propietario del establecimiento. No era la primera vez. Entre 2011 y 2012 otra denuncia similar fue radicada ante la policía y documentada en el libro escolar.

"Tengo niños pequeños; algunos con problemas respiratorios graves, incluso uno estuvo internado el año pasado. Por eso en ese momento no pensé en mi salud, salí intentando apagar la máquina" señaló. Martínez Intentó comunicarse con la inspectora de zona y con la maestra coordinadora de escuelas rurales pero ambas estaban de gira. Horas después empezó a sentirse mal y la prioridad fue atender su salud.

"Desde ese día noté un malestar general, un tipo de agotamiento por fuera del trajín normal de una persona que trabaja fuerte, que madruga. Sentía fuertes dolores de cabeza y sed. Era algo que nunca había sentido y jamás sospeché que mis defensas habían bajado en extremo a tal punto que terminé en CTI", contó.

La mujer sufrió una neumonitis química. Hubo inflamación de tejido pulmonar y partir de un neumococo se sobre infectó debido a que su inmunidad se vio comprometida. "Yo sentí que moría, fueron días de pánico", recordó.

La maestra aún sufre de disnea y dificultades para caminar. Por el estrés perdió mucho cabello. Todavía está esperando turno para seguir evaluándose con especialistas en el hospital de Clínicas. Además, su marido tuvo que dejar de trabajar para cuidarla por lo que los perjuicios fueron múltiples.

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