Por el Licenciado Juan Pablo Miracca (*)
juanp_m@hotmail.com
Es
innegable el avance de la conciencia ecológica a nivel mundial. Y si lo
es se debe principalmente al encomiable trabajo de las ONGs
ambientalistas que ya desde que se fundara el Sierra Club en 1892 en
EE.UU. han venido pregonando los peligros que el hombre estaba creando
al destruir su entorno. Hubo también pensadores que con sus escritos
sensibilizaron a la opinión pública (Thoreau, Leopold, Carson,
Schumacher). Más tarde documentos realizados
por científicos como “Los Límites del Crecimiento”(1972) o el Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (creado en 1972) y
diversas cumbres mundiales como la de Río de Janeiro (1992) dieron un
impulso sin vuelta atrás para comenzar a considerar a la ecología como
algo serio.
Recientemente
la cumbre mundial del clima (COP 21) celebrada en Paris donde
participaron 195 países y la Encíclica del Papa Francisco “Lautato si´”
volvieron a poner sobre el tapete la urgencia y la importancia de
abordar estas cuestiones con una mayor velocidad y determinación. La
activista y escritora Naomí Klein, autora de numerosos libros y
artículos viene manifestándose en ese sentido y su último y recomendable
título “Esto Lo Cambia Todo. El Capitalismo Contra el Clima” (2015)
propone incluso que los países abandonen gradualmente el actual sistema
de producción y se dirijan a formas novedosas de propiedad, interacción
económica y valores a fin de refundar nuestra sociedad como premisa
segura no solo de supervivencia sino también de mayor libertad e
igualdad.
A
nivel nacional, durante los años anteriores, no se produjeron avances
tangibles. Una prueba de ello fue la ley de bosques, la cual a pesar de
ser desde el punto de vista jurídico intachable, no hubo decisión de
aplicarla con rigor. Esto llevó a que la deforestación al día de hoy
continúe a un ritmo vergonzante e incluso sea una de las causantes
principales de las recientes inundaciones. Otros ejemplos que se pueden
mencionar ha sido la megaminería a cielo abierto donde también se han
violado normas jurídicas y se ha afectado localidades cordilleranas y
arruinado el hábitat de pueblos originarios. En fin, ejemplos hay y
muchos.
A
nivel provincial encontramos varias cuestiones, siendo quizás una de
las principales el tema de las fumigaciones con diferentes agroquímicos
(a los que el Papa ha denominado como agrotóxicos a lo largo de su
encíclica) los cuales podrían tener vinculación con la gran cantidad de
casos de cáncer y otras enfermedades que afecta en altos porcentajes a
las poblaciones rurales. No debemos olvidar que también en el 2015 la
Organización Mundial de la Salud decretó como “probablemente
cancerígeno” al glifosato, principal agroquímico utilizado en los campos
argentinos.
En
lo referente a lo municipal, Coronel Suárez tiene sus cuestiones que
resolver: quizás la más urgente y la que la opinión pública local tiene a
flor de piel sea la del basurero a cielo abierto. Los reiterados
incendios (intencionales o no), la no separación adecuada de los
desperdicios, la falta de aislación segura de las napas de la que se
sirven el agua sus habitantes y otras características hacen de este
asunto un tema prioritario. Sin embargo hay más cuestiones que atender y
en las cuales el municipio puede tener un papel protagónico: aplicar
las ordenanzas y leyes referidas a las fumigaciones y realizar un
reordenamiento territorial en cuanto a zonas de amortización alrededor
de pueblos y escuelas rurales; garantizar un agua corriente con niveles
más bajos de arsénico; mejorar los espacios verdes y el arbolado
público, controlar permanentemente el nivel y calidad de la residuos que
se generan de las principales industrias instaladas, continuar y
ampliar las políticas referentes a la separación de residuos,
concientizar sobre cuestiones ambientales, etc.
También
hay que tener en cuenta los peligros latentes: desde la instalación de
emprendimientos de fracking (a pesar de que tenemos una ordenanza que lo
prohíbe), hasta muchas otras posibilidades inesperadas que
eventualmente pueden presentarse como inocuas o hasta incluso aportando
algún beneficio a nuestra localidad.
Por
todo esto hay que trabajar y mucho. Hay que mostrar, informar, educar a
nuestros chicos, y superar las políticas paliativas e incluso
preventivas para ponernos a la cabeza de una tendencia inevitable y
mundial. Si queremos sobrevivir y aspirar a un bien vivir
debemos comenzar a generar políticas generativas. Suárez tiene la
oportunidad en convertirse en un municipio verde, el cual crearía una
mayor calidad de vida en sus habitantes, beneficiando su entorno
natural y productivo, facilitando incluso nuevas oportunidades de
negocio como podría ser un turismo asociado a lo ecológico.
Otros
países han dado pasos importantes y paradigmáticos. Tal es el caso de
Alemania donde muchos de sus municipios han adoptado un esquema basado
en energías renovables (eólica y solar principalmente) con gestión
comunitaria. Esto le ha permitido solucionar problemas ambientales y
sociales al mismo tiempo. Otros Estados también han emprendido caminos
similares (por ejemplo España e Italia por mencionar sólo 2 casos).
Sinceramente creo que la oportunidad (y la necesidad) está aquí. Es solo
cuestión de poner nuestros mejores talentos, que los tenemos y mucho, a
pensar, debatir con generosidad y trabajar. Por nosotros, nuestros
hijos y las futuras generaciones.
(*)
Vecino de Pueblo Santa María. Docente. Licenciado en Ciencia Política
con Diploma de Honor (UBA). Master-Trainer en Programación
Neuro-Lingüística (PNL) y estudios en Economía Ecológica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario